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Francia y Alemania proponen un fondo de recuperación de 500.000 millones de euros centrado en la innovación

La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, han acordado, a través de videoconferencia, que quieren crear un plan de recuperación de 500.000 millones de euros para ayudar a los países y regiones más afectados por la crisis del coronavirus. Tienen la intención de crear un fondo de emergencia temporal de 500.000 millones de euros, gestionado por la Comisión Europea, que pedirá prestado dinero en efectivo en los mercados financieros y luego lo distribuirá en forma de subvenciones. El dinero se gastará especialmente en inversiones para la transición de la UE a una economía más ecológica y digital, en investigación e innovación, y para reforzar la preparación para futuras epidemias.

«Frente a la pandemia, Europa tuvo sin duda la culpa al principio de la crisis. Pero ha habido gestos de solidaridad muy concretos. Esta solidaridad ha salvado vidas», ha dicho Macron, añadiendo que la salud no es una competencia básica de la UE, pero la economía sí lo es.

Los 500.000 millones de euros se añadirán al presupuesto de la UE para 2021-2027, que ascenderá a cerca de un billón de euros. La enorme inyección de subvenciones también tiene por objeto disipar las preocupaciones sobre la capacidad de los países miembros más pobres de la UE para apoyar sus industrias a través de la crisis, mientras que los países más grandes ofrecen una ayuda financiera masiva para los campeones nacionales.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presentará su propio plan de recuperación post-coronavirus el 27 de mayo. La Comisión declaró que acogía con satisfacción la propuesta, ya que «reconoce el alcance y la magnitud del desafío económico al que se enfrenta Europa y hace hincapié, con razón, en la necesidad de trabajar en una solución con el presupuesto europeo como eje central», según von der Leyen.

Estrategia de soberanía sanitaria para Europa

Además de promover una recuperación ecológica y una mayor digitalización, el plan Macron-Merkel pide un mayor impulso a la «soberanía estratégica en materia de salud» para Europa. Propone «aumentar las capacidades europeas en materia de investigación y desarrollo» de vacunas y tratamientos, con el objetivo de desarrollar y fabricar una vacuna contra el coronavirus dentro de la UE.

La UE también mantendría reservas estratégicas comunes de medicamentos y productos médicos, como equipo de protección y equipos de ensayo, al tiempo que «fomentaría la producción» de esos productos en el continente. Los Estados de la UE coordinarían las políticas de adquisición de futuras vacunas y tratamientos, «para hablar con una sola voz con la industria farmacéutica». En la propuesta también se pide que se cree un nuevo «equipo de tareas de salud de la UE» dentro del Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades, con el mandato de elaborar «planes de prevención y reacción» contra futuras epidemias.

Vista desde la fiscalidad

«Debido a la naturaleza inusual de la crisis estamos eligiendo un camino poco habitual», dijo Merkel. El anuncio de Macron-Merkel se produce tras semanas de desacuerdo sobre la mejor manera de rescatar los presupuestos abandonados por el virus que ha matado a más de 160.000 personas en Europa. Los países del sur de Europa y Francia e Irlanda se habían mostrado favorables a las subvenciones, pero los gobiernos de los países más conservadores desde el punto de vista fiscal, Alemania y los Países Bajos, lo habían rechazado, prefiriendo que el estímulo económico llegara a través de préstamos. El primer paquete de préstamos de hasta 540.000 millones de euros para las economías en dificultades ya había sido acordado por los países de la UE a principios de abril.

El nuevo fondo necesitará el acuerdo de los otros 25 estados miembros, aunque los acuerdos conjuntos germano-franceses suelen allanar el camino para una acción más amplia de la UE. Aun así, será un acuerdo difícil de asimilar para los llamados países «austeros» del norte de la UE, incluidos los holandeses, los finlandeses y los austriacos. La preocupación de estos países es que la propuesta sentaría un precedente para rescatar a los países más débiles de la UE y, a la larga, significaría contribuciones nacionales más elevadas basadas en el tamaño de cada economía o algunos nuevos impuestos o una combinación de ambos.

 

Fuente: ScienceBusiness

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