Cuando uno mira los datos del recién publicado “European Innovation Scoreboard 2023”, y de su versión por Comunidades Autónomas “Regional Innovation Scoreboard 2023”, puede decidir quedarse con la botella medio llena (España y muchas de sus regiones han mejorado en muchos indicadores).
También podemos quedarnos con la botella medio vacía (seguimos estando, como media, en la parte baja de la tabla. Incluso en el caso de las Comunidades Autónomas más avanzadas, nos quedamos apenas en la mitad de la clasificación.
La realidad es que nuestras empresas compiten contra sus rivales del centro y norte de Europa, que cuentan con una infraestructura científico-tecnológica de apoyo mejor, y se rodean de un ecosistema empresarial más innovador. Y el problema es que aquí no se ganan o pierden partidos, sino pedidos, contratos que nos permiten crear prosperidad y empleo…
Por dar algún detalle más, España ha mejorado en la mayoría de los indicadores (19 de los 32), se mantiene en 4 y empeora en 9. Mejora la innovación en pymes (aunque seguimos lejos de la media comunitaria), en penetración de banda ancha o financiación vía capital-riesgo. Empeoramos en movilidad laboral, tecnologías para la sostenibilidad ambiental y exportaciones de servicios intensivos en conocimiento. Este último dato, particularmente preocupante (aunque donde hay poca mata (inversión en I+D), no cabe esperar demasiada patata (exportaciones de alta tecnología).
Es preocupante también que haya países con menor riqueza (renta per cápita), que sin embargo consigan posicionarse mejor en este ranking (en concreto Estonia, Eslovenia y República Checa).
Si vamos a los resultados de las Comunidades Autónomas (el RIS, por motivos estadísticos, recoge menos indicadores que el EIS, y generalmente los datos llegan con más retraso), en general todas mejoran. Euskadi pasa de estar en el 106% de la media en el 110%, Cataluña pasa del 102% al 106% y Navarra supera la media (del 97% al 102%). Las dos últimas suben de escalón, con lo que cuatro Comunidades entran ya en la categoría de “innovador fuerte” (País Vasco, Madrid, Cataluña y Navarra).
Si en vez de la nota miramos el ranking, Cataluña sube 22 posiciones, Navarra 21, País Vasco y Madrid 15, y las cuatro se colocan en el Top 100. En el otro extremo, Extremadura pierde 6 posiciones y Murcia, Galicia y Castilla y León se mantienen igual.
Son buenas noticias, y es bueno reconocer el esfuerzo que se está haciendo esta última década por ganar posiciones. Pero necesitaríamos que fuesen mejores, y no por salir bien en esta foto, sino porque en pocas apuestas como esta nos jugamos nuestro futuro.
¿Qué hay que hacer para subir puestos? No es muy complicado, básicamente necesitamos de dos palancas que nos darían un gran impulso en el conjunto de los indicadores, en las que Zabala lleva trabajando desde sus inicios:
- Más fondos destinados al I+D, públicos y privados, y mejor orientación de estos fondos para que lleguen a traducirse en proyectos en la empresa. Eso requiere más evaluación de los programas de ayudas, y mejor gobernanza de las entidades científico-tecnológicas
- Más empresas innovadoras (en el colectivo de pymes, en particular), y mejor gestión de la innovación. Eso requiere sensibilizar y formar, profesionalizar la gestión de la innovación en la empresa. Que la innovación llegue a todas las empresas.
En estos resultados de 2023, por el retraso con el que llegan las estadísticas, no se aprecia todavía plenamente el impacto de los Fondos Next Generation que se han dedicado en 2022 y 2023 al impulso de la investigación, la transferencia y la innovación, por lo que previsiblemente en la edición de 2024 seguiremos apreciando mejoras.
Pero no cabe bajar la guardia, porque se trata de una carrera de fondo, y cuando se acaben los Fondos Next, tendremos que sostener la apuesta…
